Para poder utilizar un sistema Unix, es necesario tener una cuenta de acceso. Esta cuenta estará dada por el administrador del sistema. Típicamente en un sistema con pocos usuarios, el nombre de la cuenta coincidirá con el nombre del usuario y en un sistema grande será el apellido o la composición de nombre y apellido, o simplemente un alias. Digamos que tenemos al usuario Pablo Flores y es el único que lleva el nombre de Pablo en nuestro trabajo, entonces lo más probable es que su cuenta sea simplemente pablo. De otra manera, podría ser pflores o pf17ss o cualquier combinación que lo identifique en forma única a lo largo del sistema.
Después de iniciar el sistema operativo, que típicamente será tarea del administrador del sistema, en las terminales aparecerá un mensaje similar al siguiente:
Welcome to Linux 1.2.8. ZootAllures login:
donde, obviamente, el nombre del sistema operativo y la
versión así como el nombre de la máquina, serán diferentes, lo único
que podemos garantizar que será igual es la palabra
login:
. Esto nos indica que el sistema está listo para aceptar
la entrada de un usuario. Para esto es necesario identificarnos dando
el nombre de nuestra cuenta y a continuación aparecerá:
Welcome to Linux 1.2.8. ZootAllures login: pablo Password:
En este punto Pablo deberá escribir su password o palabra secreta. Cuando la cuenta es creada, el password es fijado por el administrador del sistema. Es conveniente que la primera vez que se entra en sesión2.2 se cambie el password. Esto se hace utilizando el comando passwd que primero nos pregunta el password anterior y después deberemos de dar el nuevo en dos ocasiones para garantizar que fue bien escrito:
$ passwd Changing password for pablo Enter old password: Illegal password, imposter. $ passwd Changing password for mancha Enter old password: Enter new password: Re-type new password: The password must have both upper- and lowercase letters, or non-letters; try again. Enter new password: Re-type new password: Password changed.
Como podemos observar, la primera vez no se dió correctamente el password con lo cual el sistema no acepta la operación de cambiarlo. En la segunda ocasión, después de escribir el nuevo password dos veces, nos indica que es conveniente que usemos un password con carácteres en mayúsculas y minúsculas, así como dígitos y signos de puntuación.
No hay manera de garantizar un password completamente seguro, pero es buena costumbre no usar palabras que tengan sentido ni nombres propios. Si la hija de Pablo nació en 1989 y se llama Andolza, Andolza1989 sería un pésimo password para Pablo, ya que varios de sus colegas conocen el hecho además de que sería fácil de averiguar.
Sería igual de malo un password como Emma.Sunz si sus colegas saben que Pablo es un lector apasionado de Borges.
Un método tan bueno como cualquier otro para escoger un password, es tomar una frase, no muy conocida, utilizar, por ejemplo, el segundo o tercer carácter de cada palabra que la forma, intercalarle dígitos y signos de puntuación y poner algunas de las letras en mayúsculas. Por ejemplo, con el verso del poeta Maiakovsky ``No es difícil morir en esta vida, que vivir es más fácil'' tomamos las palabras de más de cinco letras: difícil morir fácil y de cada una tomamos la cuenta del número de letras y los carácteres 3 y 5: 7fc5rr5cl. Luego de haber hecho esto, y además publicarlo, éste método queda totalmente invalidado. Es mejor que cada persona idee su propio método para seleccionar el password --que además es conveniente cambiar con cierta frecuencia--, y que le sea fácil de recordar en todo momento. Nunca se debe de escribir un password en ningún sitio. Mucho menos tatuarselo en el pecho, que es de mal gusto y además como se habrá de cambiar con frecuencia, termina uno con la epidermis hecha un asco de tanto password tachado.
Habrá sistemas donde en lugar de con una aburrida pantalla de texto nos encontraremos con una excitante ventana en modo gráfico, pero el procedimiento será siempre el mismo.