Existen multitud de dispositivos diferentes donde almacenar nuestras copias de
seguridad, desde un simple disco flexible hasta unidades de cinta de última
generación. Evidentemente, cada uno tiene sus ventajas y sus inconvenientes,
pero utilicemos el medio que utilicemos, éste ha de cumplir una norma
básica: ha de ser estándar. Con toda probabilidad muchos
administradores pueden presumir de poseer los streamers más modernos,
con unidades de cinta del tamaño de una cajetilla de tabaco que son capaces
de almacenar gigas y más gigas de información; no obstante, utilizar
dispositivos de última generación para guardar los backups de nuestros
sistemas puede convertirse en un problema: >qué sucede si necesitamos
recuperar datos y no disponemos de esa unidad lectora tan avanzada? Imaginemos
simplemente que se produce un incendio y desaparece una máquina, y con ella
el dispositivo que utilizamos para realizar copias de seguridad. En esta
situación, o disponemos de otra unidad idéntica a la perdida, o recuperar
nuestra información va a ser algo difícil. Si en lugar de un dispositivo
moderno, rápido y seguramente muy fiable, pero incompatible con el resto,
hubiéramos utilizado algo más habitual (una cinta de 8mm., un CD-ROM, o
incluso un disco duro) no tendríamos problemas en leerlo desde cualquier
sistema Unix, sin importar el hardware sobre el que trabaja.
Aquí vamos a comentar algunos de los dispositivos de copia de seguridad
más utilizados hoy en día; de todos ellos (o de otros, no listados
aquí) cada administrador ha de elegir el que más se adapte a sus
necesidades. En la tabla 7.1 se muestra una comparativa de todos
ellos.
Discos flexibles
Sí, aunque los clásicos diskettes cada día se utilicen menos,
aún se pueden considerar un dispositivo donde almacenar copias de seguridad.
Se trata de un medio muy barato y portable entre diferentes operativos
(evidentemente, esta portabilidad existe si utilizamos el disco como un
dispositivo secuencial, sin crear sistemas de ficheros). Por contra, su
fiabilidad es muy baja: la información almacenada se puede borrar fácilmente
si el disco se aproxima a aparatos que emiten cualquier tipo de radiación,
como un teléfono móvil o un detector de metales. Además, la capacidad de
almacenamiento de los floppies es muy baja, de poco más de 1 MB por
unidad; esto hace que sea casi imposible utilizarlos como medio de
backup de grandes cantidades de datos, restringiendo su uso a ficheros
individuales.
Un diskette puede utilizarse creando en él un sistema de ficheros,
montándolo bajo un directorio, y copiando en los archivos a guardar. Por
ejemplo, podemos hacer un backup de nuestro fichero de claves en un disco
flexible de esta forma.
luisa:~# mkfs -t ext2 /dev/fd0
mke2fs 1.14, 9-Jan-1999 for EXT2 FS 0.5b, 95/08/09
Linux ext2 filesystem format
Filesystem label=
360 inodes, 1440 blocks
72 blocks (5.00%) reserved for the super user
First data block=1
Block size=1024 (log=0)
Fragment size=1024 (log=0)
1 block group
8192 blocks per group, 8192 fragments per group
360 inodes per group
Writing inode tables: done
Writing superblocks and filesystem accounting information: done
luisa:~# mount -t ext2 /dev/fd0 /mnt/
luisa:~# cp /etc/passwd /mnt/
luisa:~# umount /mnt/
luisa:~#
Si quisiéramos recuperar el archivo, no tendríamos más que montar de
nuevo el diskette y copiar el fichero en su ubicación original. No
obstante, este uso de los discos flexibles es minoritario; es más habitual
utilizarlo como un dispositivo secuencial (como una cinta), sin crear en él
sistemas de ficheros - que quizás son incompatibles entre diferentes clones
de Unix - sino accediendo directamente al dispositivo. Por ejemplo, si de
nuevo queremos hacer un backup de nuestro fichero de passwords, pero
siguiendo este modelo de trabajo, podemos utilizar la orden tar
(comentada más adelante) para conseguirlo:
luisa:~# tar cvf /dev/fd0 /etc/passwd
tar: Removing leading `/' from absolute path names in the archive
etc/passwd
luisa:~#
Para recuperar ahora el archivo guardado, volvemos a utilizar la orden tar indicando como contenedor la unidad de disco correspondiente:
luisa:~# tar xvf /dev/fd0
etc/passwd
luisa:~#
Discos duros
Es posible utilizar una unidad de disco duro completa (o una partición)
para realizar copias de seguridad; como sucedía con los discos flexibles,
podemos crear un sistema de ficheros sobre la unidad o la partición
correspondiente, montarla, y copiar los ficheros que nos interese guardar en
ella (o recuperarlos). De la misma forma, también podemos usar la unidad como
un dispositivo secuencial y convertirlo en un contenedor tar o cpio;
en este caso hemos de estar muy atentos a la hora de especificar la unidad, ya
que es muy fácil equivocarse de dispositivo y machacar completamente la
información de un disco completo (antes también podía suceder, pero
ahora la probabilidad de error es más alta). Por ejemplo, si en lugar del
nombre del dispositivo correcto (supongamos /dev/hdc) especificamos otro
(como /dev/hdd), estaremos destruyendo la información guardada en
este último.
Algo muy interesante en algunas situaciones es utilizar como dispositivo de
copia un disco duro idéntico al que está instalado en nuestro sistema, y
del que deseamos hacer el backup; en este caso es muy sencillo hacer una
copia de seguridad completa. Imaginemos por ejemplo que /dev/hda y /dev/hdc son
dos discos exactamente iguales; en este caso, si queremos conseguir una
imagen especular del primero sobre el segundo, no tenemos más que utilizar
la orden dd con los parámetros adecuados:
luisa:~# dd if=/dev/hda of=/dev/hdc bs=2048
1523+0 records in
1523+0 records out
luisa:~#
Cintas magnéticas
Las cintas magnéticas han sido durante años (y siguen siendo en la
actualidad) el dispositivo de backup por excelencia. Las más antiguas,
las cintas de nueve pistas, son las que mucha gente imagina al hablar de este
medio: un elemento circular con la cinta enrollada en él; este tipo de
dispositivos se utilizó durante mucho tiempo, pero en la actualidad está en
desuso, ya que a pesar de su alta fiabilidad y su relativa velocidad de trabajo,
la capacidad de este medio es muy limitada (de hecho, las más avanzadas son
capaces de almacenar menos de 300 MB., algo que no es suficiente en la mayor
parte de sistemas actuales).
Después de las cintas de 9 pistas aparecieron las cintas de un cuarto de
pulgada (denominadas QIC), mucho más pequeñas en tamaño que las
anteriores y con una capacidad máxima de varios Gigabytes (aunque la
mayor parte de ellas almacenan menos de un Giga); se trata de cintas
más baratas que las de 9 pistas, pero también más lentas. El medio ya no
va descubierto, sino que va cubierto de una envoltura de plástico.
A finales de los ochenta aparece un nuevo modelo de cinta que relegó a las
cintas QIC a un segundo plano y que se ha convertido en el medio más
utilizado en la actualidad: se trata de las cintas de 8mm., diseñadas en su
origen para almacenar vídeo. Estas cintas, del tamaño de una cassette de audio, tienen una capacidad de hasta cinco Gigabytes, lo que
las hace perfectas para la mayoría de sistemas: como toda la información
a salvaguardar cabe en un mismo dispositivo, el operador puede introducir la
cinta en la unidad del sistema, ejecutar un sencillo shellscript, y dejar
que el backup se realice durante toda la noche; al día siguiente no
tiene más que verificar que no ha habido errores, retirar la cinta de la
unidad, y etiquetarla correctamente antes de guardarla. De esta forma se
consigue que el proceso de copia de seguridad sea sencillo y efectivo.
No obstante, este tipo de cintas tiene un grave inconveniente: como hemos
dicho, originalmente estaban diseñadas para almacenar vídeo, y se basan
en la misma tecnología para registrar la información. Pero con una
importante diferencia ([P$^+$94]): mientras que perder unos bits de
la cinta donde hemos grabado los mejores momentos de nuestra última fiesta no
tiene mucha importancia, si esos mismos bits los perdemos de una cinta de
backup el resto de su contenido puede resultar inservible. Es más, es
probable que después de unos cuantos usos (incluidas las lecturas) la cinta
se dañe irreversiblemente. Para intentar solucionar estos problemas
aparecieron las cintas DAT, de 4mm., diseñadas ya en origen para
almacenar datos; estos dispositivos, algo más pequeños que las cintas de
8mm. pero con una capacidad similar, son el mejor sustituto de las cintas
antiguas: son mucho más resistentes que éstas, y además relativamente
baratas (aunque algo más caras que las de 8mm.).
Hemos dicho que en las cintas de 8mm. (y en las de 4mm.) se pueden almacenar
hasta 5 GB. de información. No obstante, algunos fabricantes
anuncian capacidades de hasta 14 GB. utilizando compresión hardware,
sin dejar muy claro si las cintas utilizadas son estándar o no
([Fri95]); evidentemente, esto puede llevarnos a problemas de los que
antes hemos comentado: >qué sucede si necesitamos recuperar datos y no
disponemos de la unidad lectora original? Es algo vital que nos aseguremos la
capacidad de una fácil recuperación en caso de pérdida de nuestros datos
(este es el objetivo de los backups al fin y al cabo), por lo que
quizás no es conveniente utilizar esta compresión hardware a no ser
que sea estrictamente necesario y no hayamos podido aplicar otra solución.
CD-ROMs
En la actualidad sólo se utilizan cintas magnéticas en equipos antiguos
o a la hora de almacenar grandes cantidades de datos - del orden de Gigabytes. Hoy en día, muchas máquinas Unix poseen unidades grabadoras
de CD-ROM, un hardware barato y, lo que es más importante, que utiliza
dispositivos de muy bajo coste y con una capacidad de almacenamiento suficiente
para muchos sistemas: con una unidad grabadora, podemos almacenar más de 650
Megabytes en un CD-ROM que cuesta menos de 150 pesetas. Por estos motivos,
muchos administradores se decantan por realizar sus copias de seguridad en uno
o varios CD-ROMs; esto es especialmente habitual en estaciones de trabajo o en
PCs de sobremesa corriendo algún clon de Unix (Linux, Solaris o FreeBSD por
regla general), donde la cantidad de datos a salvaguardar no es muy elevada y
se ajusta a un par de unidades de CD, cuando no a una sola.
En el punto 7.3.4 se comenta el mecanismo para poder grabar en un
CD-ROM; aunque los ejemplos que comentaremos son básicos, existen multitud
de posibilidades para trabajar con este medio. Por ejemplo, podemos utilizar
dispositivos CD-RW, similares a los anteriores pero que permiten borrar la
información almacenada y volver a utilizar el dispositivo (algo muy útil en
situaciones donde reutilizamos uno o varios juegos de copias), o
utilizar medios con una mayor capacidad de almacenamiento (CD-ROMs de 80
minutos, capaces de almacenar hasta 700 MB.); también es muy útil lo
que se conoce como la grabación multisesión, algo que nos va a permitir
ir actualizando nuestras copias de seguridad con nuevos archivos sin perder la
información que habíamos guardado previamente.
Tabla 7.1:
Comparación de diferentes medios de almacenamiento secundario.
Dispositivo |
Fiabilidad |
Capacidad |
Coste/MB |
Diskette |
Baja |
Baja |
Alto |
CD-ROM |
Media |
Media |
Bajo |
Disco duro |
Alta |
Media/Alta |
Medio. |
Cinta 8mm. |
Media |
Alta |
Medio. |
Cinta DAT |
Alta |
Alta |
Medio. |
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© 2002 Antonio Villalón Huerta