A mediados de 1991 un estudiante finlandés llamado Linus Torvalds trabajaba
en el diseño de un sistema operativo similar a Minix, que pudiera ejecutarse
sobre plataformas Intel y compatibles, y sobre todo que fuera pequeño y
barato; a raíz de un mensaje de este estudiante en comp.os.minix,
algunas personas comenzaron a interesarse por el proyecto, y finalmente el 5 de
octubre de ese año Linus Torvals hizo pública la versión 0.02 - la
primera funcional - de lo que ya se denominaba Linux (Linus´ Unix). En
esa versión, que aproximadamente utilizaron un centenar de usuarios, apenas
se ofrecía soporte a hardware (excepto el que Linus tenía en
su ordenador), no disponía de subsistema de red ni de sistema de ficheros
propio, y las utilidades de espacio de usuario se podían contar con
los dedos de las manos (un shell, un compilador, y poco más). Sin
embargo, y a pesar de las duras críticas de pesos pesados en el mundo de
los sistemas operativos como Andrew Tanenbaum, el proyecto era muy interesante,
y poco a poco programadores de todo el mundo fueron aportando mejoras a este
nuevo sistema.
A principios de 1994 apareció Linux 1.0, considerada la primera versión
del operativo utilizable no sólo por hackers y programadores, sino por
usuarios `normales'; de las aproximadamente 10000 líneas de la versión
inicial se había pasado a unas 170000, y el centenar de usuarios se
había multiplicado por mil. Linux 1.0 incorporaba subsistema de red (sin
duda uno de los cambios que más ha contribuido a la expansión del
operativo), entorno gráfico (arrastrado de versiones anteriores) y soporte a
una gama de hardware relativamente amplia. La popularidad del operativo
crecía mes a mes - especialmente en entornos universitarios y de
investigación - gracias sobre todo a su filosofía: cualquiera
podía (y puede) modificar una parte del núcleo, adaptarla, mejorarla, o
incorporar nuevas líneas, con la única obligación de compartir el nuevo
código fuente con el resto del mundo.
Sin embargo, no fué hasta 1996, con la aparición de Linux 2.0 (que
incorporaba casi medio millón de líneas de código), cuando se produjo
el gran boom de Linux que perdura hasta la actualidad. Esta nueva
versión convertía a Linux en un sistema libre que, en algunos aspectos,
no tenía nada que envidiar a entornos Unix comerciales; más de un
millón de usuarios contribuían sin descanso a mejorar el sistema, y
quizás por primera vez la arquitectura PC no era un mercado reservado casi en
exclusiva a Microsoft. Muchas personas vieron que Linux podía llegar a ser
rentable (a pesar de su filosofía free), y se comenzó a trabajar
mucho en la facilidad de instalación y manejo para usuarios sin elevados
conocimientos de informática; incluso llegaba a desbancar en muchas ocasiones
al inamovible Minix a la hora de estudiar diseño de sistemas operativos en las
universidades (algo poco comprensible, por otra parte, ya que cualquiera que
le haya pegado un vistazo al código del kernel de Linux podrá
comprobar que a diferencia de Minix no está diseñado para ser legible y
didáctico, sino para ser rápido).
En la actualidad Linux cuenta con varios millones de usuarios, y se ha
convertido en el Unix más user-friendly de todos los existentes, ya que
no hacen falta conocimientos avanzados para instalarlo y manejarlo
mínimamente; reconoce multitud de hardware (algo que siempre ayuda
en el mercado de los ordenadores de sobremesa), y se puede utilizar para
funciones tan diversas como servidores web, de bases de datos, de correo
electrónico, o como una sencilla workstation. En muchas empresas
medianas y pequeñas ha desplazado por completo a los sistemas Unix
comerciales (caros y que generalmente corren sobre hardware que tampoco
es barato), e incluso en grandes servidores se utiliza Linux como sistema
operativo; aunque - y esto es una crítica, por si no queda claro - en
algunas ocasiones se echan de menos mecanismos de seguridad que sí están
disponibles en otros Unices, podemos decir que Linux proporciona un nivel de
seguridad, fiabilidad y estabilidad adecuado a la mayor parte de aplicaciones
genéricas que nos podamos imaginar (es decir, no es un operativo apto para
controlar una central nuclear, pero sí para cualquier aplicación de
criticidad baja o media que podamos utilizar día a día).
Al igual que hemos hecho en el capítulo anterior con Solaris, vamos a
hablar en este de aspectos de seguridad específicos de Linux, aunque como
siempre lo que hemos comentado para Unix en general es casi siempre aplicable a
este clon. Sobre temas propios de Linux podemos obtener información adicional
y gratuita a través de Internet, en cualquier documento del proyecto LDP
(Linux Documentation Project); también existen numerosos libros sobre
aspectos específicos de este operativo, desde la implementación de su
núcleo ([BBD$^+$96], [CDM97]...) hasta su seguridad
([Tox00], [Ano01]...), pasando por supuesto por temas de
administración genérica ([HN$^+$99], [BPB00]...).
© 2002 Antonio Villalón Huerta